El tesón, la firmeza y la ilusión se agolpaban en su cuerpo impulsando cada movimiento. Sus gestos blanquecinos y espolvoreados volaban por toda la cocina, el sonido golpeaba rítmicamente una y otra vez, mientras aquel viejo delantal apenas se sujetaba sobre sus delgados hombros… una y otra vez, una y otra vez…
Diminutas gotas saltaban de sus dedos humedeciendo la mezcla, todo estaba preparado, todo estaba listo… calentar y hornear…
un manjar para Su paladar...
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