Soy el profanador de tus sitios inconclusos,
el orfebre de tus cerámicas desiertas,
aquel que muere en tus costumbres y usos
cual una metáfora que vive en tus tierras,
Soy árbol y fruto, madera y retazo,
pudor, variante, plenitud y exorcismo
siliencio que devuelven tus ocasos
el mítico Karma que calla de cinismos,
Soy similitud, área y nomenclatura,
bosques de miel en pausas subversivas
tu la guerrillera que ama mi locura,
yo tu trinchera de curvas y caídas,
soy el imberbe redentor subordinado
a tu boca de azahares y cereza
el otro yo que morirá solo a tu lado
cuando la muerte sea una rareza,
Soy la cúspide, la cúpula, el crisantemo
el séptimo de Sabina en su relato,
soy el niño que volvió de los infiernos
y el adulto que en tu alma ha hecho un pacto.
Soy almendra de entre tus labios, pacatada,
el simulacro de una guerra sin sentido,
la vorágine que te trae en una mirada
y te devuelve con el alma entre latidos,
y en definitiva, soy el aterradora
humanidad en vilo que transmutó tu vida,
partiendo tus silencios, que en las horas,
ama el desespero de cada una de tus partidas....
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