Si pudiera, sería esa energía que te falta cada día y que provoca que tu sueño sea pesado y sin fantasías.
Si pudiera, quisiera ser tus pensamientos, los que llenaría de alegría y cosas lindas. Hace ya tanto que dejaste de mirar con emoción la simpleza de las flores y también de notar las sonrisas que otros te entregan.
Si pudiera, convertiría tus obstinados silencios en sonidos armónicos y te haría cantar hermosas canciones que hablen de amores correspondidos.
Si pudiera, te enseñaría el arte de amar y de la entrega total la que nunca brindaste a quienes te han amado con sinceridad e incondicionalidad, quizás por temor o simplemente, porque no sabías cómo hacerlo.
Si pudiera, pondría luz en esa mirada fría e inexpresiva que llevas cada día que no te deja ver que todavía existe la belleza y variados colores que alegran el alma.
Si pudiera, te daría mi corazón que está lleno de amor y sensibilidad para que no sientas al mundo que te rodea como una amenaza, sino como el lugar donde quieres vivir y sentirte aceptado.
Si pudiera, te cedería con alegría mis fantasías románticas y las ilusiones que florecen espontáneamente; volverías a desear amar a alguien y a emocionarte con pequeños gestos que hablan de ternura y comunión de almas.
Si pudiera, te daría mi corazón que no abriga rencores por aquellos que en algún momento me lastimaron, así aprenderías el valor del perdón y el olvido por heridas que no son importantes o que ya han cicatrizado.
Si pudiera, me dormiría cada noche a tu lado, abrazada a ese cuerpo que ya no siente el descontrol de la pasión o el simple deseo de una charla complice de dos enamorados hasta el amanecer.
Si pudiera, cambiaría esos pensamientos negativos que rondan en tu cabeza y los transformaría en convicciones que darían nuevos brios a tus ideales ya dormidos por el desencanto y la amargura que entró a tu vida hace ya mucho tiempo.
Si pudiera, diría mil veces tu nombre, hasta que te liberaras de esa cárcel oscura en la que elegiste vivir por no aceptar que la soledad te acompaña y a la que no sabes cómo alejar de tu vida.
Si pudiera, eliminaría tu necesidad de mentir para conseguir pasiones y amores de una sola noche a los que diariamente te sometes casi como un condenado a muerte para taparle el rostro a la frustración de no sentirte realmente amado.
Si pudiera, te llevaría ante Dios y con humildad le pediría te dé esa felicidad en la que nunca creiste y que sé con certeza absoluta, está escondida en algún lugar, quizás más cerca de lo que imaginas.
Si pudiera, erradicaría de tu vida y de tu mente ese odio que acumulaste cuando te diste cuenta que no eras lo que siempre deseaste y a lo que jamás te has resignado. Te enseñaría lo valioso que hay en ti y lo noble que son tus sentimientos cuando los dejas libres.
Si pudiera, pondría cada mañana un gran espejo frente a ti para que vieras en él con asombro lo distinta que es tu cara cuando sonríes. Te exigiría sin pena alguna, mirarte cada vez que mientas para que la mirada allí reflejada, te hiciera descubrir que la mentira te transforma, endurece tus facciones y oculta al hombre bueno que hay en ti.
Si pudiera, te besaría hasta que perdieras la noción del tiempo y te hicieras adicto a mis caricias que pueden ser tan dulces como la miel o tan sugerentes como un buen vino y que seguro, provocarían que me quisieras como tu compañera de ruta hasta que la vida se alejará de nuestros cuerpos.
Si pudiera, diría lo mucho que te amo, pero debo callar porque tu corazón se niega al amor y yo no puedo alterar el rumbo que elegiste al llenarlo de odio, amarguras y resentimientos por lo que pensaste la vida te debía y te negó, sólo me queda esperar con paciencia a que un día te rebeles contra esos sentimientos nefastos y me abras la puerta para llenar tu solitario mundo de amor y ternura.
Si pudiera, si tan sólo pudiera, sería tu musa y tu renacer, sería tu día y tu noche, pero para esa maravillosa vivencia tienes que amarme de corazón y renunciar a amores de una noche. Sé que son placeres tentadores, pero no ignoras que elos no llenan tu alma que va por la vida llena de desencantos y soledades no reconocidas.
Si pudiera, quisiera ser tus pensamientos, los que llenaría de alegría y cosas lindas. Hace ya tanto que dejaste de mirar con emoción la simpleza de las flores y también de notar las sonrisas que otros te entregan.
Si pudiera, convertiría tus obstinados silencios en sonidos armónicos y te haría cantar hermosas canciones que hablen de amores correspondidos.
Si pudiera, te enseñaría el arte de amar y de la entrega total la que nunca brindaste a quienes te han amado con sinceridad e incondicionalidad, quizás por temor o simplemente, porque no sabías cómo hacerlo.
Si pudiera, pondría luz en esa mirada fría e inexpresiva que llevas cada día que no te deja ver que todavía existe la belleza y variados colores que alegran el alma.
Si pudiera, te daría mi corazón que está lleno de amor y sensibilidad para que no sientas al mundo que te rodea como una amenaza, sino como el lugar donde quieres vivir y sentirte aceptado.
Si pudiera, te cedería con alegría mis fantasías románticas y las ilusiones que florecen espontáneamente; volverías a desear amar a alguien y a emocionarte con pequeños gestos que hablan de ternura y comunión de almas.
Si pudiera, te daría mi corazón que no abriga rencores por aquellos que en algún momento me lastimaron, así aprenderías el valor del perdón y el olvido por heridas que no son importantes o que ya han cicatrizado.
Si pudiera, me dormiría cada noche a tu lado, abrazada a ese cuerpo que ya no siente el descontrol de la pasión o el simple deseo de una charla complice de dos enamorados hasta el amanecer.
Si pudiera, cambiaría esos pensamientos negativos que rondan en tu cabeza y los transformaría en convicciones que darían nuevos brios a tus ideales ya dormidos por el desencanto y la amargura que entró a tu vida hace ya mucho tiempo.
Si pudiera, diría mil veces tu nombre, hasta que te liberaras de esa cárcel oscura en la que elegiste vivir por no aceptar que la soledad te acompaña y a la que no sabes cómo alejar de tu vida.
Si pudiera, eliminaría tu necesidad de mentir para conseguir pasiones y amores de una sola noche a los que diariamente te sometes casi como un condenado a muerte para taparle el rostro a la frustración de no sentirte realmente amado.
Si pudiera, te llevaría ante Dios y con humildad le pediría te dé esa felicidad en la que nunca creiste y que sé con certeza absoluta, está escondida en algún lugar, quizás más cerca de lo que imaginas.
Si pudiera, erradicaría de tu vida y de tu mente ese odio que acumulaste cuando te diste cuenta que no eras lo que siempre deseaste y a lo que jamás te has resignado. Te enseñaría lo valioso que hay en ti y lo noble que son tus sentimientos cuando los dejas libres.
Si pudiera, pondría cada mañana un gran espejo frente a ti para que vieras en él con asombro lo distinta que es tu cara cuando sonríes. Te exigiría sin pena alguna, mirarte cada vez que mientas para que la mirada allí reflejada, te hiciera descubrir que la mentira te transforma, endurece tus facciones y oculta al hombre bueno que hay en ti.
Si pudiera, te besaría hasta que perdieras la noción del tiempo y te hicieras adicto a mis caricias que pueden ser tan dulces como la miel o tan sugerentes como un buen vino y que seguro, provocarían que me quisieras como tu compañera de ruta hasta que la vida se alejará de nuestros cuerpos.
Si pudiera, diría lo mucho que te amo, pero debo callar porque tu corazón se niega al amor y yo no puedo alterar el rumbo que elegiste al llenarlo de odio, amarguras y resentimientos por lo que pensaste la vida te debía y te negó, sólo me queda esperar con paciencia a que un día te rebeles contra esos sentimientos nefastos y me abras la puerta para llenar tu solitario mundo de amor y ternura.
Si pudiera, si tan sólo pudiera, sería tu musa y tu renacer, sería tu día y tu noche, pero para esa maravillosa vivencia tienes que amarme de corazón y renunciar a amores de una noche. Sé que son placeres tentadores, pero no ignoras que elos no llenan tu alma que va por la vida llena de desencantos y soledades no reconocidas.
L.
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