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Divagaciones Nocturnas.



Soy una voz que grita en medio del desierto su soledad,

su tristeza desmedida, el sabor amargo.

Mi aliento acelerado demuestra cuánto cansancio ha

albergado mi cuerpo durante todo este tiempo.

Soy un lapso inconcluso en el tiempo,

un viaje que nunca llega a su destino.

Soy materia, polvo, ceniza.

¡Qué desolación tan grande me rodea!

Desde el silencio grito ¡auxilio!

pero nadie escucha el clamor interno.

Tantas son las cosas perdidas que me siento vacía.

He quedado cual manantial seco,

así como las hojas en invierno.

Soy cuerda desafinada, canción sin melodía.

Tras mi mirada se esconde un laberinto de pensamientos

que se entremezclan con el sin sabor de la decepción.

Soy nave perdida en alta mar;

naufragan mis restos en el oceáno.

Estoy sola y en medio de la nada.

Solo escucho el ruido nocturno y cotidiano de

grillos, coquíes y chicharras.

Me acompaña mi amiga, la inseparable almohada,

mis sábanas que abrigan del frío y consuelan en las largas noches.

Al despertar en las mañanas, yo pienso si tendré

las fuerzas necesarias para encarar la rutina.

¡Me siguen doliendo las ausencias!

Y a veces sin que nadie lo sepa, me duele hasta

el lugar más recóndito de mi alma, y me siento fea.

Puede que a muchos les parezca soberbia, obstinada,

orgullosa y con mi corazón rodeado de cercas,

pero tan solo es una máscara prestada, una armadura,

un mecanismo para mi defensa y protección.

Soy quien todavía no conoce las delicias de ser amada,

mis labios aún no ha sido tocados.

Soy la poesía oculta tras un espejismo, una historia inconclusa.

Los zapatos me tienen harta y la música no me cansa.

¿Qué se esconde detrás de mi sonrisa?

Me parece que la añoranza,

el deseo de ser algó más que una simple y sencilla mortal.

Otra vez me envuelve la noche y me cubre con su negro manto.

El abanico hace ruido mientras el calor me consume.

Me dispongo a dormir sobre mi cama,

a tratar de olvidar lo inolvidable,

a intentar de alejar lo inevitable.

Cierro mis ojos deseando que la muerte me cubra,

más dentro de mí yo sé, que mañana será un nuevo día.

No diferente, sino un nuevo día.


Autora: Cristal Esmeralda
En:
Tristetos, Foro de Poesías

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