Me abrazo a tu cuerpo estremecido por el deseo de poseerme para comenzar a sentir que desde hoy soy parte de ti para siempre. Escucho tu voz como un desgarro que dice mi nombre una y otra vez como si quisieras grabarlo en tu alma con letras de fuego, el mismo fuego que te ha consumido por meses y que te provocó buscarme y ofrecerme ese amor que nació un día que ya olvidaste.
Esta noche acepté ser tuya y quedarme a tu lado para dejar en el olvido viejas heridas que, aunque no duelen, marcaron mi piel y mis sentidos. Esta noche te mentiré hasta el cansancio un amor que no siento y fingiré una pasión que hace mucho dejé de sentir. No seré el amor que siempre buscaste, pero quizás algún día llegue a amarte o simplemente a vivir de esa ternura que hoy me ofreces.
No diré tu nombre, sólo susurraré palabras de amor que alegrarán tu alma y nublarán mi conciencia. ¿Por qué acepté mentir? Me preguntaré una y otra vez, pero, no buscaré respuesta, sólo me dejaré llevar por esas caricias que recorrerán mi cuerpo insensible y casi dormido. Te diré tantas veces que te amo que al amanecer sentirás que te pertenezco en cuerpo y alma, pero si miras mis ojos con detenimiento, no verás emoción alguna, sólo una mirada que se tornó vacía después de mucho amar un sueño que nunca fue realidad.
Mis labios sonreirán con tristeza y mi corazón se hará el desentendido para no gritar que no es a tu lado donde quiero estar, pero voy a quedarme; necesito ese calor que me ofreces con tanta dulzura. Necesito tus palabras tiernas y tus caricias casi ingenuas que prodigas sin medida. Sí, necesito ese amor que me ofreces y aunque no siento lo mismo, me quedaré a tu lado para llenarme con esa energía de hombre bueno que entregas sin pedir nada a cambio.
No te ofrezco amor, pero te daré lo que soy y lo que puedo ser. Seré tu calor de noches frías y el alimento que necesita tu alma. Estaré siempre a tu lado, esperaré tu llegada al final de cada día y seré la primera sonrisa que verás al despertar cada mañana. No dibujaré corazones con nuestros nombres, pero alentaré tus sueños y apoyaré cuando te vea caído o acaso vencido en esa guerra llamada vida. Contarás conmigo cada día y también en esas noches cuando el instinto te quite el sueño y te haga buscar mi piel. Ahí estaré sólo para tí...
Ahora, ven a mi lado, bésame suave, recórreme con lentitud y con la ternura que siempre tienes para mi enséñame a amarte. No quiero luz esta noche sólo oscuridad, no deseo que veas mis lágrimas, no sabría cómo explicarlas. Quiero que esta noche sea perfecta y que te sientas tan amado como nunca lo viviste antes. Quiero que toques el cielo con tus manos, mientrás yo, me hundo en el infierno de la culpa por mentirte una emoción que no siento. Quiero que recuerdes este momento como si fuera mágico, ya sabré cómo esconder la tristeza que me lleva a mentir un amor que no siento.
Ven. Ven. Esta es nuestra noche, afuera llueve y el cielo se lamenta...
L.
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