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REHENES DE UNA SOCIEDAD INJUSTA

Todos los que me conocen saben que no puedo soportar que me toquen la cabeza. ¡ No existe otra cosa en el mundo que me moleste más! ¡ Me vuelve loco! ¿ Por qué será que la gente es incapaz de respetar el derecho que tiene cada uno de vivir tranquilo? ¡ Yo jamás me metí con la cabeza de nadie! ¡ Pará! No contemos los desbordes de alguna que otra pelea callejera; siempre en defensa propia, por supuesto...
Mirá macho vos tenés pinta de conocer la calle tan bien como yo y sabés que en el asfalto cada uno se las arregla como puede. ¡ Quede claro que yo fui el agredido ! Qué le vamos a hacer; todos somos rehenes de una sociedad injusta Siempre hay que castigar a algún infeliz para escarmiento y ejemplo de los demás. ¿ Qué derechos puedo tener yo: un vago según los cánones vigentes, un indocumentado que no trabaja, no paga impuestos y ni siquiera vota?
El tiene todos los derechos. Mañana será un ciudadano útil, hará fortuna, votará, y a lo mejor llegará a ser juez, o diputado, o a Presidente... Sí, viejo : Presidente.¿ No te dije que es un pichón de triunfador?
No hay justicia. El debe estar en la casa tomando su leche con cereales, navegando por Internet, preparándose para el futuro, mientras yo me pudro acá, entre la mugre y la escoria de los callejones. ¡ Disculpá, hermano, tranquilo que no es por vos! Es por aquellos del rincón, ¿ viste?
Como decía : ¡ no me arrepiento de nada! Si pudiera lo volvería a hacer; una y mil veces . Lo hubieras visto : rubio, arrogante, con olor a jabón perfumado, zapatillas americanas recién estrenadas y montado en una bicicleta roja con 28 cambios. ¿ Por qué me tenía que tocar la cabeza?
Creo que aprendió, de una vez y para siempre : ¡ yo no necesito la compasión de nadie! ¡ Cómo gritaba el imbécil ! ¡ Lo mordí ! Sí , lo mordí, ¡ y bien fuerte! Todavía debo tener un pedacito de carne entre los dientes.
Lo hecho, hecho está, ¡ mala suerte! Lo fui a morder en el momento menos indicado .Para mi desgracia, justo pasaba el camión municipal, y los verdugos de gris me acosaron como a una bestia salvaje, y me encerraron en esta jaula con olor a pis y desinfectante. Y acá me vés : rodeado de pulguientos fracasados que lloran, se lamentan y ladran a la luna. ¡ Basura, escoria! ¡ Tranquilo ¡, no es por vos, hermano. Es por aquellos del rincón...

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