"Mi abuela siempre me decía, que el mejor regalo que te puede dar la vida, es el amor. Cada tarde nos sentábamos en el balcón de su casa y mi abuela con su cigarrillo en la mano derecha y su tasita de café en la mano izquierda, sentada en su mecedora me llenaba de anécdotas maravillosas de su juventud.
Mi abuela era una mujer recta y favorecía firmemente lo que ella creía. Recuerdo el día que me contó sobre ese amor que tuvo antes de mi abuelo, ese amor que casi siempre nunca se olvida, ese que para todos es nuestro primer amor. Mi abuela me contaba de sus visitas, la relación de el con sus padres y el momento en el que la decepcionó.
Sorprendida ante la idea de que mi abuela hubiese tenido un amor antes de mi abuelo, seguí escuchando. Al pensar que el la había decepcionado, me imaginaba una infidelidad. Sorprendentemente, su primer amor, ese hombre con el que ella anhelaba casarse y llegar a formar un hogar, le había pedido que se fueran juntos. Mi abuela, una mujer muy enamorada, pero imparcial, no accedió a sus palabras. Mi abuela, en aquellos años, los 40 ella le llamaba, era una mujer de su casa, no había espacio para equivocaciones y el había cometido un grave error al proponerle una huida.
Ella sentía que más que decepcionarla a ella había decepcionado a sus padres. Le pregunté a mi abuela: “¿Abuela, por qué si estabas tan enamorada y el mejor regalo de la vida es el amor, no te fuiste con el?”. Abuela me respondió:
“Hija, lo que sucede es que el amor es algo muy preciado, y para que ese valor aumente tiene que ser desinteresado y sincero; el amor de mis padres tenía mayor valor ante mis ojos”El amor llega y se va, pero hay amores que duran toda la vida y sin esos amores no somos nada, sin mis padres no sería hoy “tu abuela”..."
Tomado de: Descubro mientras leo
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